La revitalización urbana integral es una estrategia que va más allá de la simple construcción de infraestructura. En Bogotá, se ha consolidado como uno de los principales motores para reducir las desigualdades, promoviendo entornos más seguros, servicios de calidad, movilidad eficiente para miles de familias y una redefinición del paisaje urbano. A la fecha, los proyectos de revitalización han transformado la vida de más de 556.000 bogotanos, dentro de una apuesta total que busca beneficiar a 1,5 millones de personas a través de la mejora directa de sus entornos.
El valor de invertir en la gente
La inversión en revitalización urbana tiene un efecto multiplicador, generando beneficios económicos directos en las comunidades. Esta estrategia ha creado más de 5.000 empleos en el marco de los distintos proyectos de revitalización. En el caso del Cable Aéreo San Cristóbal, la inversión tuvo un impacto local inmediato: uno de cada tres empleos fue ocupado por residentes de los barrios del área de influencia del proyecto. Esto ha permitido que las inversiones en el territorio se traduzcan en oportunidades y desarrollo económico para sus propios habitantes.
Además, una ciudad revitalizada es una ciudad que prioriza el bienestar de sus ciudadanos. El desarrollo de infraestructura resiliente y enfocada en la movilidad sostenible (peatones, ciclistas y transporte público) ha generado un impacto directo en la calidad de vida. Por cada peso invertido en proyectos de revitalización, la ciudad obtiene un retorno de hasta 17 pesos en bienestar. La construcción de parques, ciclorutas e infraestructura resiliente ha fomentado la actividad física y contribuido a la reducción de la contaminación, disminuyendo los costos de atención en salud y beneficiando principalmente a las familias más vulnerables.
Nuestra hoja de ruta: tres apuestas audaces
Medir lo que hacemos es fundamental para priorizar inversiones y focalizar los recursos públicos en proyectos que realmente transformen la vida de las personas. El programa Revitaliza Tu Barrio, a través del Índice de Revitalización Urbana (IRU), ha permitido visibilizar las zonas con mayores vulnerabilidades y rezagos urbanos. Durante 2025 se adelantó la contratación de estudios, diseños y obras para más de 86.201 m² de espacio público, impactando a 43 barrios con una inversión de 110 mil millones de pesos. Esta herramienta ha fortalecido la toma de decisiones basadas en evidencia, con el objetivo de maximizar el retorno social de los recursos públicos.
Nuestras intervenciones son integrales y promueven el acceso a vivienda, espacio público seguro, servicios públicos y conectividad para los bogotanos. A través de esta estrategia se está incentivando la vivienda en zonas centrales, priorizando más de 2.888 subsidios localizados en los Polígonos de Revitalización, lo que permite a los bogotanos elegir cómo y dónde vivir. Estos proyectos están diseñados para mejorar de manera significativa la conectividad en todo el territorio.
Asimismo, Bogotá lidera estrategias para fortalecer la resiliencia climática. A través de la estrategia de Ecobarrios, en localidades como Kennedy, Bosa, Engativá y Santa Fe, la ciudad ha desarrollado un modelo replicable con resultados medibles en sostenibilidad, mediante la implementación de Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible (SUDS). Esto ha permitido reducir el consumo de agua potable destinada al riego de huertas urbanas y jardinería, gracias a la recolección y aprovechamiento de más de 780.000 litros de agua al año.
Un caso de éxito es el Ecobarrio Nueva Castilla, donde se intervinieron 3.825 m² con estrategias activas de mitigación climática y se instalaron 374 metros lineales de SUDS. Esta experiencia demuestra cómo Bogotá avanza hacia la resiliencia climática con el acompañamiento constante de la comunidad.
Las transformaciones urbanas solo son efectivas cuando se conciben y se respaldan a través de procesos de deliberación conjunta. La participación ciudadana ha sido un pilar fundamental de los procesos de revitalización, desde el diseño hasta la implementación y ejecución de los proyectos. Durante 2025, 1.828 personas participaron en los procesos de socialización, permitiendo incorporar las necesidades y expectativas de habitantes de barrios como La Victoria, Nueva Castilla, 20 de Julio, Altamira y Alcalá, entre otros. Este proceso de inclusión comunitaria no solo garantiza la pertinencia de las intervenciones, sino que también fortalece la apropiación y sostenibilidad de los proyectos en el tiempo.
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